jueves, 15 de octubre de 2009

una certeza: amarlo

Ese dia vinieron temprano mis amigas a buscarme, y yo me fui apurada. lo despedi con un beso, el ultimo de la vida de concubinato, el último de mi vida de soltera.
Me fui contenta, nerviosa, con una valijita y el vestido de novia envuelto en una bata, largo, hermoso.
Llegue al hotel, sintiendome rara, ansiosa... recuerdo entrar a la habitacion y recorrerla como una adolescente, me pusieron linda y recorri una vez mas el cuarto en tanga, descalza, mirandolo todo, nerviosa, con un nudo en la panza, mirando el reloj, mirando el vestido colgado, mirando las nubes desde esa ventana inmensa, que tenia el obelisco de fondo.
era domingo y tenia que estar lista para las seis.
A esa hora, él me iba a estar esperando, iba a dejar mi solteria, iba a ponerme un anillo en el dedo, iba a ser "su mujer" y él iba a convertirse en "marido".

Estuve lista y pedi un momento a solas, frente al espejo, asi vestida, asi peinada, asi de linda, para recordar que estaba feliz, que tenia esperanzas de una vida linda, de una vida acompañada, de la mano..
Recorde asi, mirandome, todos esos otros -pocos- amores que pasaron por mi vida, aquellas personas que me habian marcado y me habian convertido -tambien- en la que era; cerré los ojos y tuve la certeza -enorme-, ahi, dentro del pecho que saltaba inquieto, tuve la certeza de estar preparandome para comenzar un camino único, que estaba donde tenia que estar.

Y aqui estoy, dos años despues, con esa misma certeza, emocionada cuando releo lo que dicen nuestros anillos:
"que todas las noches sean noches de boda"..."que todas las lunas sean lunas de miel"

Esos fueron -y son- nuestros deseos, nuestras certezas, nuestros anhelos

20/08/2008

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